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Sobre LA INCOSA:
Bienvenidos a La Incosa, una marca que trae consigo siglos de tradición familiar y excelencia en el mundo del aceite de oliva virgen extra ECOLÓGICO. Desde hace generaciones, nuestra familia ha cultivado y cuidado con pasión los olivos en la hermosa tierra de Jaén, cerca de Sierra Morena y del Guadalquivir, una región reconocida por su inigualable calidad y riqueza de sabores.
En La Incosa, nos enorgullece compartir con ustedes un producto excepcional: un aceite de oliva virgen extra ECOLÓGICO de lujo que combina la esencia de nuestra tradición familiar con la exclusividad que mereces. Cada gota de nuestro aceite es el resultado de un proceso minucioso, desde la selección de las aceitunas hasta la extracción del zumo de oliva, todo realizado con un cuidado meticuloso para asegurar la máxima calidad en cada gota de aceite.
Nuestros olivos, arraigados en esta tierra bendecida por el sol, acariciada por los vientos de Sierra Morena y bañada por el Guadalquivir, son testigos de un legado familiar que ha sido transmitido de generación en generación. El amor y el respeto por la naturaleza se reflejan en cada paso de nuestro proceso de producción, donde combinamos técnicas tradicionales con la innovación más vanguardista.
Cada variedad de aceituna que seleccionamos se cultiva en armonía con el entorno, aprovechando el clima único de Jaén y el suelo fértil para obtener un sabor y aroma inigualables. Nuestro aceite de oliva virgen extra ECOLÓGICO destaca por su color verde dorado, su sabor equilibrado y su intensidad frutada, transportando tus sentidos a los paisajes mágicos de nuestra tierra natal.
En La Incosa, creemos firmemente en la calidad por encima de todo. Cada botella que lleva nuestro nombre representa nuestro compromiso inquebrantable con la excelencia. Nuestro objetivo es llevar a tu mesa el auténtico sabor de los olivares de Jaén, brindándote una experiencia gastronómica única y sublime.
Te invitamos a descubrir el mundo de La Incosa, donde la tradición se encuentra con la exclusividad para deleitar a los paladares más exigentes. Permítenos ser el acompañante perfecto en tus momentos culinarios más especiales y compartir contigo la pasión y el orgullo de una familia dedicada a crear un aceite de oliva virgen extra ECOLOGICO extraordinario.
Bienvenidos a la esencia de La Incosa, donde la calidad se encuentra con la tradición y la exclusividad se convierte en una experiencia única para los sentidos.
Restos de tinaja en el interior del cortijo.
Foto de Manuel Rodríguez Arévalo.
Vista aérea del cortijo de La Incosa.
ORIGEN DE NUESTRO NOMBRE Y UN POCO DE SU HISTORIA:
Nuestra marca comercial toma su nombre del cortijo que alberga una de nuestras fincas más preciadas. Desconocemos su toponimia, aunque el arroyo que la bordea también toma ese mismo nombre: LA INCOSA.
Los orígenes del cortijo existente se podrían remontar al período romano, dada la presencia de restos cerámicos y de tégulas, utilizadas para la cubierta de las casas romanas. Algunos de los elementos utilizados en la construcción, robustos por excelencia, también pudieran indicar la génesis de la cortijada.
La primera referencia registral de La Incosa aparece en 1865, haciendo mención de la existencia de casa, corrales y oficinas propias para el servicio de labranza. Su dotación es de 230 fanegas de tierra que lindan por el saliente con tierras de Don Marco Cristino y Medina, y Don Tomás Medina y el señor Marqués del Puente; al sur con camino que desde Cazalilla conduce a Lahiguera. Por el poniente con el señor Marqués de Santa Amalia, Don Francisco Gallego Castilla y el señor Sandoval; y al norte con el camino que conduce desde Villanueva a Lahiguera.
Según el registro, esta finca está gravada con hipoteca especial que constituyó Don Diego Felipe de Vera en escritura que otorgó en Villanueva el 5 de octubre de 1848. También en el Catastro del Marqués de la Ensenada (año 1752) aparece referencia al cortijo de La Incosa. Esto muestra la antigüedad del mismo.
Foto de Manuel Rodríguez Arévalo.
Solía ser natural antaño que en cada casa cortijo existiera algún pozo de donde satisfacer las necesidades más básicas de los pobladores del lugar.
Este fue el pozo de La Incosa, hoy desaparecido, posiblemente por el descenso del nivel freático y por tanto su ausencia de agua.
Puerta principal de acceso a la vivienda.
Durante mucho tiempo, las tierras de LA INCOSA fueron de explotación cerealista, lo que se suele llamar “tierra calma”, sucediendo la plantación de olivar tan sólo hace unas décadas, cuando nuestros padres las adquirieron en propiedad.
Hoy en día, el cortijo no está apto para el uso humano, por lo que ha pasado a ser un espacio protegido para contribuir con el cuidado del entorno, siendo albergue de cernícalos y otras aves rapaces tales como mochuelos, gavilanes, etc.
LA INCOSA ayuda a mantener este hábitat con el cultivo ecológico en su olivar. La cubierta vegetal en nuestros olivares contribuye a generar vida en el más amplio sentido de la palabra: hierba que mantiene a parte de la fauna, que a su vez ayuda a la existencia de otra fauna depredadora. De esta manera, adquirimos nuestro compromiso con el cuidado del Medio Ambiente.
Palabras de nuestro sentir:
Cuando volvemos a nuestros orígenes, descubrimos las raíces que dan sentido a nuestra vida y nos conducen a lo auténtico de lo que somos.
El sabor de lo auténtico es el sabor de nuestras raíces, de nuestras tradiciones, el sabor del fruto de nuestros olivos.
Fco. Javier Gavilán
Cuidando nuestro legado y haciendo un cultivo ecológico respetuoso con el medio ambiente, mejoramos las condiciones de las generaciones futuras.
El legado de nuestros mayores, enraizado en el cultivo del olivo, permanecerá y mejorará con el cultivo del olivo ecológico, siendo fieles a nuestras tradiciones y volviendo a nuestros orígenes.
Juan Carlos Gavilán.
